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martes, 1 de julio de 2014

Que no calle tu canto

"Que se levanten todas las banderas
cuando el cantor se plante con su grito
que mil guitarras desangren en la noche
una inmortal canción al infinito".



Mercedes Sosa, gustaba de llamarse cantora antes que cantante, marcando la diferencia en que cantante es quien puede y cantor el que debe. Así dice "Yo no canto por cantar". Este pensamiento alumbra toda una generación, la nueva canción latinoamericana aproximadamente desde los años sesenta del siglo pasado.

La nueva canción se ha llegado a identificar con la canción protesta porque en sus letras, generalmente, se manifiesta un profundo rechazo por la intervención extranjera (militar, política o económica) en los países americanos; sin embargo, lo ideológico no se queda en esta posición de rechazo a lo extranjero, sino que se extiende a un profundo respeto por la vida de los obreros, los campesinos y los indígenas, todo esto a la par de un claro rechazo al imperialismo americano y europeo, el consumismo y la desigualdad social.



Esta época descrita en internet en parecidos términos a los aquí expresados, coincide en parte con mi despertar a la vida una vez fuera del Palacio del silencio, una vez tomado conciencia social de mi entorno. Hablando de mi vida, refería que mi camisa entonces teñida de rojo, va destiñéndose con los segundos o terceros días de mi ocaso. Pero cuando llegue el día en que habré de despojarme de vestiduras, aun se sabrá de qué color era mi sangre, de cual mi pensamiento. De retazos cantados, se alimentó mi fantasía, de cantores comprometidos adorné las paredes de mi cuarto: Oscar Chávez, Soledad Bravo,  Facundo Cabral, Jorge Cafrune, , León Gieco, Horacio Guaraní, Víctor Heredia, Eduardo Meana, Víctor Jara,  Carlos Mejía Godoy, Pablo Milanés,  Manuel Monestel,  Silvio Rodríguez,  Mercedes Sosa, Caetano Veloso y tantos otros. Serrat en España, nos traía melodías de la hermana tierra. Joan Baez, Bob Dylan y tantos cantores que ahora olvido.
Escuchando la canción del cantor, he rememorado hoy, esta entrada transida de nostalgia, melancolía por los que no están que son muchos, por los que dejaron su canto, cantando. Otros cogieron su voz y no callaron, otros escribiendo acordes de palabras de esperanza, a transidos corazones dolidos de tanto militar en el camino. Tanta cuneta de regueros de sangre que no cesa, cambiando de un sitio a otro, cambiando tal vez el aspecto y el sabor, por lágrimas y sudor salobre de tanto niño, de tanta mujer y hombre, servidumbre del Imperio que cercena, gritos de ayer y de hoy reclamando su pan y su libertad.


Hoy recojo el canto para llevártelo con la palabra a tu casa, por si sobra pan y amas la libertad. El poder de la palabra que hace casas, amasa harina y trae agua para saciar la sed de secarrales inmensos, vigilados por aves de carroña, drones que no dejan rastro, de pueblos que ya están muertos, porque han perdido su libertad.
A todos los que escriben y cantan, a todos los que creemos en el poder de la palabra, que no calle tu canto, que no calle tu palabra.

Hasta la próxima semana, para los que hoy inician sus merecidas vacaciones, sed felices hermanos.

La nota de humor:


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